El Amarna

Colección de artículos sobre filosofía primordial, sophia perennis, ocultismo, esoterismo, geometría sagrada, mitología, historia oculta y misticismo.

HOLLAR EL SENDERO ESPIRITUAL.

Posted by cosmoxenus en 2 abril 2005

Surenda Narayan

Cuando se holla el sendero espiritual, surge a veces la pregunta de cuál es su final u objetivo; de cómo son las elevadas altitudes o la cima de la montaña; y de cuál es el estado de conciencia en ese nivel.

El final del viaje, o el más alto nivel, (porque tal vez no haya un final), ha recibido distintos nombres : Nirvana, Mukti, la Salvación, la Liberación la Libertad, la Iluminación e incluso , la Unión con Dios.

En Oriente, se habla a menudo de ese fin como de la liberación de la rueda de nacimientos y muertes.

San Juan de la Cruz, habla de este viaje y de su final como de la elevación del alma, paso a paso, hasta sumergirse en Dios, su Creador.

Algunos dicen que la gota de rocío se sumerge en el océano; otros que,…
¡el mismo océano se sumerge en la gota de rocío!…

¿ Pierde el individuo su propia identidad ?…
¿ Quién puede responder a estas preguntas?…
Con autoridad probablemente nadie…

Tal vez por esto, sea ya suficiente reflexionar sobre algunas de estas preguntas bajo la luz de lo que han dicho los Maestros a lo largo de los siglos, y tratar de llegar a algún posible entendimiento según las inclinaciones, limitaciones individuales de cada cual.

Resulta inspiradora la primera de las conocidas,»Las Tres Nobles Verdades», mencionadas en Luz en el Sendero, que dice que el Alma del hombre es Inmortal, y que su futuro, es el futuro de algo cuyo crecimiento y esplendor no tiene límites.

El crecimiento y esplendor hablan de estados positivos, no de estados negativos, ni de ningún tipo de extinción. Al mismo tiempo, para que no se entienda el crecimiento y esplendor, como la adquisición de bienes personales, la enseñanza advierte al aspirante de que el poder al cual el discípulo tiene que aspirar es aquél que le haga aparecer insignificante ante los ojos de los hombres.

Podríamos decir que el verdadero crecimiento y esplendor empiezan cuando el «yo», comienza a desaparecer y nace naturalmente en nuestro corazón la humildad, y, junto con ella, el amor ilimitado por los demás.

La desaparición del «yo», sin embargo, no es la mortificación o la eliminación de ninguna parte de nuestra constitución.

Requiere la purificación y la sublimación de los vehículos, incluyendo la mente, que se nos ha dado para usar.

Como dijo William Blake, » Si las puertas de la percepción estuvieran limpias, todo le aparecería al hombre, tal como es, – infinito».

De hecho, un Maestro nos ha advertido de que la mortificación hace por algunos, lo que las indulgencias hacen por otros; » Obstaculizan y retrasan la obra de Dios sobre su alma; y refuerza y mantienen el dominio del yo.

Aquel que se eleva hasta niveles o estados de conciencia superiores no destruye, en ese proceso, las «apariencias» de las formas externas.

La liberación no es, por lo tanto, ni la eliminación de ninguno de los sentidos y facultades, ni el llegar a alguna otra parte en el espacio o en el tiempo, sino que consiste en cortar el nudo de la ignorancia que identifica al YO, o a nuestro Ser Interno con lo irreal y lo ilusorio.

Se dice que es un estado de conciencia más sutil en el cual uno se eleva por encima de las distinciones, las atracciones y las repulsiones, lo repulsivo y lo placentero, el «tu» y el «yo», todo ello asociado con el cuerpo y la mente.

El cuerpo y la mente se convierte ahora en un refulgente templo de la Divinidad venerada en el interior.

Este estado de conciencia, más profunda, más rica, más pura, es el estado del que habla San Juan de la Cruz en La Noche Oscura del Alma, como el alma que arde con dulzura :

» Cuando el Espíritu Santo se puso sobre ellos visiblemente, ardieron internamente y dulcemente a través del amor.»

Sería interesante mencionar aquí que, según el Yoga Vasishta, una persona liberada que vive en el mundo es un maha-karta ( gran hacedor), un mahabhokta ( gran disfrutador), y un mahatyagin ( gran renunciador).

Uno que cumple las obligaciones con más eficiencia y diligencia, siempre atento al bien de los demás, pero sin apegarse a la acción o su resultado.

Esta persona beneficia mucho más a la mayoría de seres viviente que lo que puedan hacer los demás, y gradualmente, se convierte en una fuerza benefactora de la Naturaleza, sin estar teñida por las predilecciones o preferencias personales.

Los sabios han abogado por la abstención de una acción que sea tanto el resultado de la ignorancia como que esté teñida por el «yo» en ella.

También uno disfruta de las bendiciones de la Naturaleza, pero sin ningún apego o deseo por ellas. Todo cuanto existe en la Naturaleza es realmente una expresión de lo supremo y si se lo ve y se toma como tal, el gozo y la dicha que se sienten son extraordinarios. Se empieza a percibir la belleza del Plan Divino que se dirige hacia el Bien y se convierte en uno con él, compartiendo su gozo y su gloria.

Cuando el yo es trascendido, se dice que la dicha resultante es indecible. Y como no se está apegado a nada, nada realmente nos pertenece y no hay, por ello, que renunciar a nada, dando pie al sufrimiento.

Tenemos una visión muy perceptiva de este estado de vida, que no es un estado de mortificación ni de extinción en una poesía de Rabindranath Tagore, donde dice.

» La liberación no está para mí en la renunciación…

Mi mundo encenderá sus cien diferentes lámparas, con tu llama y las colocará, ante el altar de tu templo.

No, nunca cerraré las puertas de mis sentidos,…las delicias de ver, y oír y tocar mostrarán tu delicia.
Sí,… todas mis ilusiones arderán en la iluminación del
gozo. Y todos mis deseos madurarán en frutos del amor.»

En un estado de conciencia evolucionado o purificado está presente una vibración pura y una cualidad que irradia la dicha.

También en el Yoga Vasishta, se dice que una persona de conciencia purificada es una persona de la cual emanan a su alrededor las «buenas calidades. como cisnes blancos que revolotean en un lago puro, y todas las criaturas se sienten gozosas de haberlos visto, de haberlos oído hablar, de haberlos conocido y de haberlos recordado», y después continúa :
» Qué los ángeles guardianes del mundo protejan y ayuden a aquel de cuyo corazón emana la pureza a todos su alrededor…»

Se dice que el Buddha observó :

» La fragancia de una flor no va en contra del viento, ni la del sándalo, el incienso o el jazmín: pero la fragancia de la persona virtuosa va en contra del viento.

Una persona virtuosa se dispersa en todas las direcciones.

Cuando un periodista le preguntó en Nueva York a J. Krishnamurti por qué llevaba décadas viajando y dando conferencias por todo el mundo y qué objetivo buscaba con ello, simplemente repuso :

…»¿ Por qué florece una flor ?» .

The Theosophist, mayo 1994

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